Auné esfuerzos, recuerdo que lo hice, para fomentar el aroma a resina de tu
cuerpo, que vagaba mezclado con el humo de habano yerto, cuál fosa en carne
viva mi lecho izquierdo, de sangrar las horas por tu ausencia en un costado
negro; negro y blanco, como visión de volador nocturno de tu murciélago
procurando insectos más pequeños y volátiles que los propios pensamientos;
pensamientos yerros, duros, como rocas crujientes cubiertas por nieve en la
montaña, que engaña y hace despeñar a cualquier alpinista jadeando en la
niebla; niebla, camino a la cima en tu mar de vaguedades, al borde de la
incipiente cornisa de un infierno…
Candelabro antiguo de hierro forjado blanco me recuerdo; posado , firme esperando el marchitar tibio de las velas en nuestro oscuro lecho; tiritando los pies fríos desmayados bajo las sábanas planas; planas, anversa, extensa, como la sombra hecha escarcha detrás de mi espalda; espalda anestesiada, seca, machucada, por el silencio sordo hasta rebasar las madrugadas…
Auné esfuerzos, recuerdo que lo hice, incluso… en el recuerdo…
Candelabro antiguo de hierro forjado blanco me recuerdo; posado , firme esperando el marchitar tibio de las velas en nuestro oscuro lecho; tiritando los pies fríos desmayados bajo las sábanas planas; planas, anversa, extensa, como la sombra hecha escarcha detrás de mi espalda; espalda anestesiada, seca, machucada, por el silencio sordo hasta rebasar las madrugadas…
Auné esfuerzos, recuerdo que lo hice, incluso… en el recuerdo…
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