Lo indispensable para otros
y repite:
mil disculpas debo irme...
entretejiendo su mundo
y espaciosa búsqueda de preciada libertad.
Cerca su establo,
prende el silencio
y aleja la antorcha que comenzaba
a surgir en el pecho
y esquiva de nuevo,
cuesta ni arriba ,estira su cuello,
como torre de marfil en cúspide
sus solos pensamientos...
Aparta el cuenco
y repite:
mil disculpas no puedo...
y se carga la costra,
cuelga los senderos,
limpia sus ojos y ataja el sol en contrapuerta restringiéndolo.
y se ciñe de nuevo,
a las sombras de espaldas ,a los destellos;
entra en su guarida
tupiendo las cortinas,
se estira en el colchón;
sin compromiso
.
llama al grillo
abrazando la soledad,
su inseparable
capricho...
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